Tras la Aurora Boreal

Por: Magaly Aguilera

La navidad en esta etapa de la vida nos trae recuerdos. Hemos pasado muchas navidades, algunas en familia otras por el mundo, siempre diferentes y con un toque único. Hoy me llega a la mente un año que quisimos disfrutar de la aurora boreal, un espectáculo que nunca habíamos podido apreciar y del que uno oye hablar desde pequeño sin darse cuenta en realidad de lo que es, hasta que no lo percibe.

Decidimos ir a el punto más septentrional de Europa y conocer ese frío intenso que se siente solo al saber que delante de ti solo hay mar y hielo. Viviendo en España es más fácil decidirse a tomar un crucero por la costa ártica de Noruega. El avión nos llevó directo a Oslo donde tomamos el barco, solo pasamos un día en la ciudad, hermosa y moderna, pero nosotros íbamos al ártico, tras la aurora boreal, nos fascinaba llegar a Alta que es el nombre de la ciudad de la Aurora Boreal.

Ir a recorrer la altiplanicie en un trineo tirado por perros ”husky” es una experiencia única, por lo menos para una pareja cubana.

El horizonte te ofrece una dimensión diferente del mundo y sientes que en realidad estas en el fin de la tierra. Solo oyes el ladrido de los perros y el trineo chocando la nieve. Estos perros eran antiguamente la única manera de transporte en el Ártico, una práctica que empezó hace 4.000 años, y ahora se han convertido en una de las actividades estrella para adentrarse en la naturaleza salvaje de Laponia.

En las excursiones turísticas estos simpáticos animales esperan moviendo la cola hasta que nos podemos poner el mono térmico que nos resguardaba del frío cortante.. Se prepara el trineo, nos explican como llevarlo y encabezado por un grupo de 4 a 8 perros, comienza la aventura a velocidades que llegan hasta los 50 km por hora, aunque eso según decían lo decidía uno, yo creo que los perros se excitan y corren como si los persiguieran para hacer un guiso..

Te encuentras salvajemente sola en el medio de nada .Mi esposo lo manejó todo el tiempo porque tienes que tener la fuerza para supuestamente controlar el trineo. Todo es de un azul oscuro durante la semana antes de Navidad, y eso precisamente es lo que queríamos conocer. .

Una de las experiencias más excitantes del viaje fue la visita a una ciudad llamada Kirkenes donde se efectúa la pesca del cangrejo gigante, que si mal no recuerdo se llaman “cangrejos reales” y son únicos de las zonas árticas, llegan a pesar más de 30 libras y son casi del tamaño de un niño de cinco años. Después de la pesca hacen una fogata tipo horno con piedras al aire libre y así, acabado de capturar, lo convierten en tu almuerzo. Realmente es delicioso, quizás por la frescura del mar, su carne es espectacular sin ningún tipo de sal, ni aderezos, la sazón se la da la fogata con el ahumado del bosque.

Visitamos el hotel de hielo, una experiencia escalofriante, es como dormir en el congelador de tu casa y eso que estaba lleno de turistas que pagan fortunas por la experiencia ,pero nosotros solo estuvimos en el bar tomándonos unos coñac de miedo y de nuevo al barco.

Al otro día nos tocó la excursión en busca de la “aurora boreal” , casi nos quedamos en el barco cuando nos enteramos que era por la noche, con lo calientico que estábamos en el barco no comprendíamos porque si todo era oscuro tenía que ser de noche ,siempre habíamos creído que sería en la mañana, pero después de mucho pensarlo nos decidimos y nos montamos en las motos de nieve hasta el sitio indicado. Realmente nos sentíamos como niños alrededor de la fogata esperando el milagro y sucedió… Luces danzantes en medio del ártico, mucho más luminosas que los fuegos artificiales, en ese momento supimos que había valido la pena el sentirnos congelados tantos días.

La Aurora Boreal es uno de los fenómenos más insólitos e impresionantes de la naturaleza, que se produce cuando los rayos del Sol alcanzan a cierta hora del día el Polo Norte magnéticos de la Tierra, provocando un haz de luz difuso con colores, formas y manifestaciones increibles. Por eso la hora es estudiada por los guías de turismo..

Ya habíamos logrado nuestro cometido, volamos a Madrid para llegar a tiempo al calor de Miami y compartir la Nochebuena cubana con toda la familia, pero siempre recordaré esa experiencia un poco loca pero fascinante.